De la muy musical Venezuela llega Alexis Cárdenas, el violinista que tocará con la Orquesta Filarmónica de Medellín este sábado y quien, además, la dirigirá mientras interpreta su instrumento.
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Para él no es nada anormal eso de dirigir con violín en mano. De hecho, no es ajeno al liderazgo porque hace parte crucial de su labor como concertino de la Orquesta Nacional d’Ile de France, en París.
Cree que dirigir desde el violín es como volver a las raíces. “En un repertorio clásico o romántico, el director no es necesario porque fue concebido así –cuenta él–. En la época no existía el director, aparece a finales del siglo XIX, así que es un regreso a los orígenes”.
Este sábado en el Teatro Pablo Tobón Uribe, Cárdenas volverá a dirigir y lo hará pensando en su país.
Experimentos sonoros
Como homenaje a su tierra y para poder mostrar otras facetas, como su habilidad para el jazz y la improvisación, estará dentro del repertorio la Fuga de Pajarillo de su paisano, el fallecido maestro Aldemaro Romero.
Cárdenas lo conoció hace años cuando iba a estrenar un concierto de violín que Romero había compuesto, pero nunca se pudo llevar ese sueño a los hechos.
La particularidad de la obra de Romero radica en que es como si un joropo se hubiera mimetizado con la música académica. Incluso contará con un ensamble tradicional en el que habrá un cuatro y un bajo que compartirán escenario con el resto de la orquesta.
Esa mezcla distinta
Para el concertino es un ejercicio de estilo, que inicialmente fue escrito para una suite que constaba de cuatro movimientos. ¿Cómo encajan el joropo y las fugas de la música barroca?
Él considera que el joropo bien podría ser resultado de las zarabandas (danzas del barroco). “Toda esa música barroca nosotros la heredamos y en el Llano quedó congelada 200 años. Tú agarras una sonata de Scarlatti, le metes unas maracas y es un joropo, no hay nada que hacer”, señala. Por eso esa obra, además de sonar novedosa, no se siente como algo extraño.
De acuerdo con el violinista, el compositor Aldemaro Romero fue muy despreciado en Venezuela en los años setenta. Cuenta que nadie creía en él porque era un compositor que venía de la música popular.
“Era un tipo sumamente talentoso, un genio increíble con un profundo conocimiento de la música popular y eso, yo diría, es su fuerza. Siempre la música popular ha estado ligada a la creación académica”, cuenta.
Venezuela y su mestizaje
Cárdenas explica que, por ejemplo, las Danzas Húngaras de Brahms o la Marcha Turca de Mozart siguen esa línea de creación musical, siempre de la mano de lo que se escuchaba en esos tiempos. Romero supo encontrar un punto para unir las dos.
A eso hay que sumarle los antecedentes musicales que hacen que ese país sea especialmente musical. “Buenos músicos hay en todos lados y hay semilleros de posibilidades para la música en muchos sitios, pero creo que en Venezuela, como en Cuba o como en Brasil, hubo un verdadero mestizaje en la cultura musical. Creo que el indio, el negro y el blanco se mezclaron musicalmente y eso nos da una soltura rítmica y corporal”.
Por eso es tan majestuoso escuchar una obra como Fuga de Pajarillo, en gran medida por atestiguar el sentimiento con el que se interpreta. Escuchar como si hubiera un arpista diminuto tocando entre las cuerdas del violín de Cárdenas.
Improvisar y componer
Entre ensayos, presentaciones y viajes, el violinista está componiendo su propio concierto de violín. Se sueña que tenga unos toques de samba, de tango, guapango, pasillo y bambuco, fragmentos de todo lo que ha conocido y estudiado.
“Me asumo como creador a través de la improvisación, como los jazzistas”, señala.
Sabe que es un proceso largo pero que en conciertos como el del sábado, al improvisar, podrá crear junto a su violín y despertar alguna nueva idea que luego plasmará en sus partituras.
Fuente: El Colombiano