Desde la década de 1950 se ha agregado fluoruro al agua del grifo en muchos países industrializados para prevenir las caries dentales.
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Se ha demostrado que concentraciones muy altas del mineral son tóxicas para el cerebro Foto: SEMANA
El flúor, presente en el agua del grifo en algunos países, podría afectar el coeficiente intelectual (CI) de los bebés, según un estudio publicado el lunes, cuyos resultados, sin embargo, han sido cuestionados por varios expertos. Desde la década de 1950, se ha agregado fluoruro al agua del grifo en muchos países industrializados para prevenir las caries dentales.
Se ha demostrado que concentraciones muy altas del mineral son tóxicas para el cerebro, pero las concentraciones en el agua corriente generalmente no entrañan riesgos. «Nos dimos cuenta de que había muchas dudas sobre la peligrosidad del fluoruro, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños pequeños«, dijo a la AFP Christine Till, de la Universidad York de Canadá, autora principal del estudio, publicado en JAMA Pediatrics.
Según los investigadores, el agua fluorada se distribuye a aproximadamente entre el 66% de la población de Estados Unidos, 38% de la de Canadá y 3% de la de Europa. El estudio incluyó a 512 parejas madre-hijo en seis ciudades canadienses, de las cuales un 40% vive en comunidades con agua municipal fluorada.
Descubrieron que un aumento en la concentración de fluoruro en la orina de la mujer embarazada de 1 miligramo por litro estaba asociado con una caída de 4,5 puntos del CI en niños de tres y cuatro años, pero no en niñas. Al medir la ingesta diaria de flúor de la madre en lugar del fluoruro en su orina, los investigadores encontraron que un aumento de 1 miligramo en la ingesta de flúor se asoció con una caída de 3,7 puntos del CI tanto en niños como en niñas.
Pero muchos expertos en áreas que van desde la estadística hasta la toxicología y la neurociencia han expresado críticas al estudio. «Creo que los hallazgos son bastante débiles y limitados», estimó el psicólogo Stuart Ritchie, del King‘s College de Londres. «Podrían ser interesantes como parte de un conjunto más amplio de estudios sobre este tema, pero por sí solos no deberían influir mucho en el debate sobre la peligrosidad del flúor».
Oliver Jones, químico ambiental de la Universidad RMIT de Australia, calificó el trabajo como «interesante» y dijo que justificaba futuras investigaciones, una conclusión compartida por David Bellinger, un epidemiólogo de la Universidad de Harvard que dijo a la AFP que los resultados eran «altamente creíbles» pero que tendrían que replicarse.
Anticipándose a la controversia, JAMA Pediatrics tomó la inusual medida de publicar una nota indicando que la decisión de publicar el artículo no había sido «fácil». Debido a su contribución a la disminución significativa de las caries en Estados Unidos, la fluoración del agua se considera uno de los 10 grandes hitos del siglo XX en salud pública, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Fuente: Semana