Cada vez hay más preguntas que respuestas en torno al caso del policía Óscar Leonardo Guevara, cuyo cuerpo fue encontrado en la vía pública, al lado de un poste, envuelto en sábanas y amordazado sobre un andén en la calle 61A con carrera 13A en el céntrico sector de Chapinero.
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A la avalancha de rumores de los vecinos y de las hipótesis que manejan las autoridades se suma ahora un nuevo hecho que levanta aún más sospechas de lo hay detrás de este crimen y de todo lo que se estaría manejando en ese sector de la ciudad.
El domingo, a eso de las 5 de la mañana, un incendio en el quinto piso del edificio ubicado en la calle 61 n.° 13A- 41 puso a todas las autoridades en alerta, pues una de las hipótesis que se maneja es que el uniformado posiblemente estuvo en esa edificación entre la noche del martes 20 y el amanecer del miércoles 21 de agosto.
Versiones preliminares señalan que el patrullero Guevara pudo haber sido golpeado, torturado y asesinado en alguno de esos apartamentos, donde al parecer funcionaba una olla para la venta y el consumo de estupefacientes.
En ese mismo lugar, el viernes 23 de agosto, el CTI de la Fiscalía, con el apoyo de la Policía, realizó una inspección, tomó muestras, fotografías, rastreó las cámaras de seguridad de la zona y realizó también pruebas técnicas para establecer si hay o no trazas de sangre y poder verificar si este era el sitio de la escena del crimen.
También se selló un bar que funcionaba en el tercer piso de ese inmueble, donde, según las versiones, se vendían drogas.
Lo que hasta ahora no se sabe es qué hacía el uniformado en ese lugar, ¿por qué fue a parar a Chapinero, si estaba en Suba jugando fútbol y vivía en Bosa con su esposa y sus dos hijos? Además, si se sospechaba que allí presuntamente funcionaba una olla, ¿por qué las autoridades no la desmantelaron? Con ese incendio, ¿los criminales intentarían borrar la evidencia, si es que el crimen se perpetró allí?
Sobre el tema, un informe de Citytv señala que investigadores del caso tienen bajo custodia videos donde, al parecer, el uniformado es atacado por dos sujetos que lo golpean en repetidas oportunidades.
Hugo Acero, experto en seguridad ciudadana, explicó que “en este caso hay que esperar que prontamente la Fiscalía y la Policía aclaren qué fue lo que realmente sucedió con el patrullero, lo que, hasta ahora, parece es que el patrullero no estaba en ese lugar realizando un trabajo de investigación”. Agregó que el incendio podía haberse ocasionado para “borrar evidencias o por retaliación por el asesinato”.
EL TIEMPO estuvo en el sector. Se trata de una calle bordeada por ferreterías, compraventas, moteles, cafeterías, venta de ropa, de lámparas y en general un comercio formal que quedó atrapado en medio de edificios deteriorados, algunos de ellos fueron ocupados por expendedores para montar sus ollas de droga.
Según las versiones, en el edificio de la 61A con 13A también se alquilaban habitaciones para el consumo de droga y actividades de prostitución.
Vecinos dijeron que es probable que varios habitantes de calle incendiaron colchones u otros objetos como rechazo al sellamiento que el CTI hizo en el inmueble.
“Era un mundo sin ley”, coincidieron varios entrevistados, porque, según ellos, la zona se está transformando y las actividades ilegales se normalizaron sin que las autoridades intervengan en el sector.
Para algunos residentes, luego de la intervención del Bronx en 2016, muchos habitantes de la calle, consumidores y jíbaros se movieron hacia ese sector.Los comerciantes, por otro lado, se quejan de la situación ya que la inseguridad ha afectado sus negocios, los clientes ya no se asoman por allí y deben cerrar temprano por temor a ser atracados. Ahora les preocupa que el expendio se traslade a otro punto cercano.Visto por última vez
El patrullero Óscar Leonardo Guevara, de 31 años, adscrito al CAI La Gaitana, fue visto por última vez en Suba.
El 20 de agosto, Guevara terminó su turno a las 7 a. m. en el CAI. Como era su día libre, se dirigió a su vivienda en Bosa para dedicarle tiempo a su familia. En la noche decidió movilizarse hasta La Gaitana, en la localidad de Suba, para jugar un partido con sus amigos.
De acuerdo con las versiones preliminares, luego compartió en un establecimiento comercial con sus compañeros. Más tarde, el policía se despidió, se fue en su moto rumbo a su casa, pero nunca llegó. Al día siguiente debía ocupar su turno a la 1 p. m., pero tampoco se presentó. En ese momento aumentó la preocupación de su familia.
Carolina, la esposa del patrullero, cuenta que estaba pegando afiches en la localidad de Tunjuelito con la foto de su marido y los datos de contacto cuando recibió la llamada que cambiaría su vida y la de sus dos hijos, de 3 y 14 años: un cuerpo hallado en Chapinero y que estaba sin identificar correspondía al de Óscar Leonardo Guevara.
FUENTE: EL TIEMPO