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Plácido Domingo, acusado por otras 11 mujeres de acoso sexual

Un total de once nuevas mujeres acusan a Plácido Domingo de acoso sexual, según los testimonios aportados hoy por la agencia The Associated Press, que suma estas denuncias a las presentadas por otras nueve, ocho cantantes y una bailarina, el pasado 13 de agosto y que ha puesto en el centro de la polémica al tenor español de 78 años de edad.

 

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Angela Turner Wilson es una de esas once mujeres que han ofrecido su testimonio a la citada agencia y se remite a la temporada 1999-2000 de la Ópera de Washington, cuando tenía 28 años de edad y fue llamada para cantar en la ópera El Cid junto con Plácido Domingo, que también era director artístico de la compañía. «Yo sabía que ése iba a ser el comienzo de grandes logros para mí«, recordó recientemente la cantante.

Antes de salir a escena, una de las tardes de representación, en la sala de maquillaje Plácido Domingo se levantó de su silla, se colocó tras ella y posó sus manos en sus hombros. Ella lo miraba en el espejo cuando, de pronto, le deslizó las manos debajo del sostén, dentro de su bata y le tocó los senos, recordó, según el relato que hace hoy la agencia.

«Me dolió», dijo la cantante a The Associated Press. «No fue suave, me apretó duro». Añadió que después Domingo se dio media vuelta y se fue, dejándola atónita y humillada.

Han pasado 20 años para que Angela Turner Wilson se atreva a contar públicamente su experiencia que se suma a los relatos del pasado agosto que acusan al español de acoso sexual, conducta lasciva y de perjudicarlas profesionalmente si lo rechazaban.

«Yo sé que si dejo pasar la oportunidad y me quedo callada, me voy a sentir 20 veces peor», comentó. «Es una carga enorme como para estar llevándola la vida entera. Y cada vez que sale otro relato de #MeToo, caigo en un lugar oscuro y estoy harta de eso».

La respuesta de Domingo a las acusaciones del 13 de agosto en el sentido de que su conducta con las mujeres fue «siempre fue bienvenida y consensuada» animó a Wilson a dar a conocer públicamente su experiencia con él al tiempo que negó la justificación del tenor de que «las normas y los estándares por las que, justificadamente, se nos mide hoy en día son muy distintos a los del pasado».

¿Qué mujer va a querer que él le toque los senos? Y dolió», dijo la cantante. «Y después de eso yo tenía que subir al escenario y actuar como si estuviera enamorada de él».

Varios empleados de las salas de teatro narraron a AP cómo protegían a las jóvenes del legendario cantante mientras la gerencia hacía de la vista gorda.

Los relatos en su conjunto refuerzan la imagen de una industria en la cual el comportamiento del actual director general de la Ópera de Los Ángeles era un secreto a voces y las jóvenes mujeres quedaban indefensas, apunta el citado reportaje.

«DIFAMAR»

«La continua campaña de la AP para difamar a Plácido Domingo no es sólo desacertada sino carente de ética. Estos nuevos señalamientos están llenos de incongruencias y, al igual que el reportaje inicial, en muchos aspectos, simplemente equivocados», dijo Nancy Seltzer, su portavoz.

«Debido a que la investigación está en curso, no daremos detalles, pero enfáticamente rechazamos la imagen engañosa que la AP está tratando de pintar del señor Domingo», añadió la portavoz del tenor rechazando los nuevos testimonios que le señalan como un acosador sexual.

Melinda McLain, quien era coordinadora de producción de la Ópera de Los Ángeles en la temporada inaugural 1986-87 y trabajó también en la Ópera de Houston con Domingo, dijo a AP que se esforzaba por evitar que el cantante se quedara en las salas de ensayo a solas con mujeres jóvenes, a pesar de que él lo hubiera pedido. Yo trataba de contratarle asistentes hombres.

«Creábamos todo tipo de artimañas para mantenerlo alejado de ciertas cantantes», recordó McLain. «Jamás hubiera yo enviado a una mujer a acompañarlo en su camerino».

McLain aseguró que otra estrategia era invitar a la esposa de Domingo, Marta, a las fiestas del elenco «porque si Marta estaba ahí, él se comportaba».

En las últimas tres semanas, «numerosos empleados del departamento de vestuario de la Ópera de Los Ángeles», donde Domingo ejerció diversos cargos desde la década de 1980, contactaron con la agencia AP para decir que «trataban de evitar que mujeres entraran en el camerino de Domingo incluso recientemente, en la temporada 2016-2017, y que la gerencia supo durante años de la conducta del cantante».

«NECESITO UN BESO»

«Mi supervisor me dijo que evitaban que entraran jóvenes atractivas a su vestuario debido a su conducta», afirmó una empleada que pidió no ser identificada porque sigue trabajando en la ópera y teme represalias. Añadió que Domingo era conocido por «acercarse demasiado a las chicas, abrazarlas, besarlas, tocarlas y ser físicamente afectuoso con ellas», según otra declaración.

La Ópera de Los Ángeles ha contratado a abogados externos para investigar las denuncias incluidas en el reportaje de AP.

Algunas de las mujeres contaron a la AP que algunas estrategias para distraer a Domingo eran preguntarle sobre sus nietos, reír nerviosamente y fingir que no entendían cuando él les pedía sus números de teléfono o las presionaba para encontrarse después.

Por su parte, el barítono Robert Gardner contactó a la AP para decir que él observó la conducta de Domingo con la mezzo-soprano Patricia Wulf, que inicialmente fue la única mujer dispuesta a dar su nombre. Wulf trabajó con Domingo y Gardner en 1998 en la Ópera de Washington, donde el maestro fue además director general, y el barítono confirmó que Domingo insistía en invitar a Wulf.

«Yo lo veía colocándose en las salas de ensayo o en los pasillos de tal manera que pudiera acercarse a ella, y era obvio que ella lo estaba eludiendo», dijo Gardner.

Tanto Wulf como Angela Turner Wilson dijeron haber guardado silencio sobre la conducta del cantante a la gerencia por temor a que nadie les creyera o que serían ellas las penalizadas.

Wilson ha contado las numerosas ocasiones en las que le rechazaba. «Me pasaba el día diciendo no. Le decía ‘No, no me voy a encontrar con usted. No, no me iré a su apartamento’. No, no, no» aunque el cantante persistía en su actitud y le pedía besos. «Necesito un beso. Este es un papel muy exigente y necesito un beso tuyo para que me dé fuerzas», le decía él a ella antes de las actuaciones.

Wilson, que a pesar de haber recibido de la Ópera de Washington el premio Artista del Añono volvió a ser contratada por esta institución, le entregó a AP copias de su diario, en el que escribió que los ensayos para El Cid comenzaron el 4 de octubre de 1999. Ella atribuye la pérdida de contrataciones a la influencia de Plácido Domingo.

Su carrera duró una década más antes de dedicarse principalmente a la enseñanza. Cantó en tres temporadas para la Ópera de la Ciudad de Nueva York y otras salas del país, como la de Dallas y la de Boston.

Fuente: elmundo.es

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