Tanto para Italia, como para el resto de sus socios europeos, reabrir las escuelas se ha convertido en una prioridad. El país se prepara para recibir el próximo lunes a miles de alumnos que tras seis meses de parón vuelven con mascarillas y mucha incertidumbre.
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La teoría está clara: distancia social, grupos reducidos y mucho gel hidroalcóholico. A esto se le suma los test PCR que está realizando el Gobierno italiano a todo el personal docente. 13.000 profesores han dado positivo y tendrán que respetar la cuarentena.
Ante esta situación las escuelas se preguntan cómo van a poder cumplir con las medidas impuestas. Para poder hacerlo, este instituto privado ha convertido su capilla en un aula más.
«Nos dimos cuenta de que aquí podían caber 23 escritorios fácilmente. Los colocamos a 1 metro de distancia, y en algunos casos hasta 2 metros de distancia. Pusimos pegatinas en el suelo para que los propios estudiantes, que sabemos que son inquietos y que moverían los escritorios todo el rato, pudieran ponerlos en la posición correcta», cuenta a Euronews Andrea Biondi, director del instituto.
Marcado por flechas en el suelo, el instituto ha establecido directrices para evitar las aglomeraciones. Por el momento, algunas guarderías e institutos ya han abierto en el norte del país y otras regiones del sur han decidido retrasar el inicio de curso hasta finales de mes.
«Lo que nos resulta difícil es el aspecto económico, porque no hemos recibido ningún tipo de apoyo por parte del Gobierno. Sabemos que estas medidas están siendo financiadas, pero no hemos recibido nada hasta ahora y estamos teniendo problemas», ha asegurado el director.
La situación se presenta complicada, pero el Gobierno ha establecido que un solo contagio en el aula no será suficiente para aislar a todos sus compañeros.
fuente: https://es.euronews.com/