La Selección Colombia Sub-23, de 1992, pasó de la ilusión al fracaso y todo por la indisciplina y mala alimentación. Aquí le contamos todo lo que sucedió.
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Ha sido uno de los equipos del que mayor esperanza se tenían para lograr una destacada actuación por las figuras con las que contaba. Sin embargo, la inexperiencia y “primiparada” hicieron que todo terminara muy mal. En vez de una competencia parecieron unas vacaciones de los deportistas.
“Esto está hecho para gente que sepa vivir aquí”, dijo Hernán ‘Bolillo’ Gómez sobre la Villa Olímpica. Colombia fue subcampeón del Preolímpico Sub 23 de 1992 en Paraguay y recibió excelentes comentarios por su buen juego. A partir de ahí Iván René Valenciano y Faustino Asprilla despertaron el interés del fútbol italiano. Era la cuarta vez que la Selección Colombia viajaba a unos Juegos Olímpicos, anteriormente tenía participación en México 1968, Múnich 1972 y Moscú 1980.
La diseñaron prestigiosos arquitectos que ganaron varios premios y se convirtió en el primer barrio marítimo de Barcelona. Se construyó en el distrito de San Martín al noreste de la ciudad. En la Villa Olímpica se debían hospedar cerca de 15.000 personas entre deportistas, autoridades y oficiales del evento. No simplemente eran viviendas, pues contaban con gimnasios, tiendas, restaurantes, cines y bares donde no se vendía alcohol. También se ubicaron 23 máquinas proveedoras de condones.
Historial de la Selección Colombia en los Preolímpicos
La Tricolor pasó su primera noche el 18 de julio y sin duda era uno de los equipos candidatos para llevarse una medalla. Uno de los inconvenientes era el poco tiempo de entrenamiento en la cancha que les asignaron en Sant Cugat del Valles a 20 minutos de la Villa. Allí tenían horarios muy estrictos porque otras selecciones también usaban el campo. Para transportarse tomaban un autobús en medio de cientos de deportistas por lo que era algo bastante inusual para los futbolistas.
El primer signo de alerta llegó al segundo día de estadía. ‘Bolillo’ Gómez les dijo a algunos periodistas que los jugadores no estaban obedeciendo al médico con respecto a la cantidad de comida que debían consumir y que ojalá fueran más conscientes. Resulta que el comedor principal estaba abierto las 24 horas y la comida era gratis. Por ejemplo, a los 8 días ya se habían consumido 2.000 kilos de salsa para pastas en la Villa Olímpica y debieron pedir más suministros, es decir, los colombianos no eran los únicos.
Apenas un empate y devuelta a casa
La selección contaba con jugadores como: Miguel Calero, Faryd Mondragón, Jorge ‘Patrón’ Bermúdez, Harold Lozano, Hermán ‘Carepa’ Gaviria, Omar Cañas, Víctor Pacheco, Víctor Aristizábal, los ya mencionados Valenciano y Asprilla, entre otros. El debut fue una goleada 4 – 0 ante la España de Pep Guardiola y Luis Enrique. Se cuestionó bastante el arbitraje del alemán Markus Merk que expulsó a Valenciano a los 18 minutos. Sin embargo, ‘Bolillo’ Gómez sentenció: “esto es bueno porque sitúa a muchos jugadores que andaban por ahí, un poco desconcentrados de lo que realmente significan unos Juegos Olímpicos”.
Lo siguiente fue un empate 1 – 1 ante Catar, los asiáticos empataron en el minuto 89 luego de que Aristizábal abriera la cuenta. Llegaron más rumores de indisciplina, mientras que Diego León Osorio y Omar Cañas fueron separados del plantel. Desde el cuerpo técnico aseguraban que la indisciplina no era tanto fuera del campo, sino por las indicaciones no obedecidas dentro de la cancha. Contra Egipto la Tricolor iba arriba 2 – 0 (Gaviria 9’ y Pacheco 14’), se dejó empatar y a los 84 minutos el ‘Carepa’ volvió a poner el 3 – 2. En tiempo de reposición los africanos anotaron 2 veces y ganaron 4 – 3.
Poco a poco se fueron conociendo más detalles. ‘Bolillo’ reveló que la indisciplina no solo fue en Barcelona, en la gira previa por México, Honduras y Miami ocurrieron cosas que casi le hacen cambiar varios jugadores de la nómina, entre ellos Osorio y Asprilla. El Tino ya era jugador del Parma antes de los Juegos Olímpicos y se criticó su individualismo y soberbia. De Cañas el técnico le contó a El Tiempo que llegó a pesar 78 kilos y que “la indisciplina no es volarse de la concentración, beber trago o ir en busca de mujeres. Omar no atendió los consejos del médico en cuanto a su alimentación”.
Les quedó grande la Villa
“Siempre hemos dicho que el jugador se comporta dentro del campo, de acuerdo a la forma de vivir. Y aquí los jugadores nunca se habituaron a la Villa Olímpica, por esa falta de cultura deportiva que todos tenemos. También faltó actitud mental, mayor concentración y menos distracción. Vea usted que en ese sentido los españoles fueron vivos. Se llevaron a su selección a Valencia, para mantenerla dentro de los parámetros en los que se mueve un equipo de futbol, que es bien diferente al de otros deportes”, sentenció el ‘Bolillo’. Era claro que a los jugadores no se les podía controlar en la Villa en cuanto a horarios, comidas y descanso como en una concentración normal, dependía más del autocontrol y se demostró que muchos no lo tenían.
Al parecer los futbolistas colombianos no fueron los únicos. En plena competencia el Comité Olímpico Internacional tomó la decisión de que para el futuro los atletas tendrían límites de estadía en la Villa, pues cerca de 5.500 deportistas que habían terminado su participación se quedaron de vacaciones y desconcentraban a sus colegas. Juan José Peláez, asistente técnico, solo destacó a Miguel Calero y aseguró que Asprilla cambió desde que firmó con el Parma. Algunas versiones indicaban que el atacante incluso estuvo cortejando a algunas atletas suecas en la Villa.
Tal vez una de las anécdotas que resume en gran parte lo que vivieron los inexpertos futbolistas colombianos fue la que le contó Iván Valenciano a El Tiempo en 2020: “Salimos a caminar Pacheco y yo y entramos a un restaurante de comidas rápidas. Cuando salimos había un dispensador de cerveza. Nos miramos y Pacheco me dice: ‘Anda, gordo, vamos a meternos unas frías aquí, nadie se va a dar cuenta’. Pacheco se sentó de un lado del dispensador y yo, del otro lado. Ya llevábamos como 12 cervezas cada uno cuando Pacheco me dice: ‘Eche, gordo, ¿tú no estás ni mareado?’. Y yo le respondo: ‘Yo lo que estoy es barrigón de tanta cerveza’. Y luego dijimos que nos tomábamos las dos últimas y nos íbamos. Dijimos: ‘Vamos a mirar cuántos grados de alcohol tiene esta cerveza, tú sabes que la Águila tiene el 4 %’. Cuando cogimos la lata, decía ‘cerveza sin alcohol’. Le pegamos una patada al dispensador, estábamos tomando era pura agua”.
Pulzo