Por: Adriana Bermúdez Arango.
Esta semana también tuvo Francia Márquez, la oportunidad de hablarle al país, en la entrevista que concedió a Vicky Dávila, donde deja claras sus posturas frente a la reforma a la salud, a la legalización y a su seguridad.
Confiesa que todo el esfuerzo que ha hecho para ser vicepresidenta de este país, lo hizo para que su familia estuviera mejor, pero parece que el tema de la seguridad la agobia. Sin embargo, es curioso escucharla hablar con tanto sentimiento, de cómo, en pandemia, los cultivos ilícitos proliferaron y llegaron por primera vez a su comunidad, ocasionando situaciones que considera complejas y que aún como Gobierno, no logran resolver, obviamente, responsabilizando al gobierno anterior de no implementar el Acuerdo de Paz de La Habana, sin tener en cuenta que, lo que en verdad permitió un aumento desmedido de los cultivos, fue la prohibición de la fumigación con glifosato. Y digo que me parece curioso lo que dice Francia Márquez, porque se refiere a un flagelo que el gobierno al que pertenece y ella misma, quieren fortalecer e institucionalizar. Recordemos que una de sus propuestas de campaña y por lo que han trabajado desde que fueron elegidos, es la legalización de la venta y consumo de todo tipo de sustancias ilegales. ¿Será que la vicepresidenta cree que todo lo que ella vivió en el territorio se acaba si se legalizan este tipo de sustancias? ¿Acaso la legalización del alcohol acabó con los trapiches artesanales? No, lo que permitió es que los impuestos del alcohol financien a la salud y al deporte, ¿Que es lógico? No. Pero todo ocurre por falta de verdaderas políticas públicas de prevención, necesarias antes de tomar decisiones de semejante calibre. Y ante esto, debemos reconocer que el consumidor fuerte es Estados Unidos, quien tampoco ha logrado contar con unas políticas eficientes frente a este tema, porque la demanda sigue y va en aumento.
Otro de los temas que tocó fue el racismo. Francia Márquez siente que éste se exacerbó al convertirse en vicepresidenta. Considera que los memes donde la comparan o representan con algún animal, lo que buscan es quitarle su humanidad para someterla, comportamiento colonial que dice, se creía desaparecido. Lo extraño es que, durante el anterior gobierno y aún hoy, cuando las personas comparan a Iván Duque con un cerdo y lo apodan “Porky”, no escuchamos a ningún miembro de su partido o a ella misma, manifestarse en contra de esto o rechazarlo tajantemente, nadie invita a sus seguidores o electores a que ejerzan una pizca de respeto por el otro y quizás eso es lo que falta, dar un poco de lo que se quiere recibir. Esa podría ser una estrategia interesante para comenzar a ser el cambio que tanto promulgan.
En cuanto al logro de la Paz Total, siente que se han ido dando pasos muy importantes para conservar la coherencia con lo que prometieron en campaña, al restablecer las conversaciones de paz con el ELN, realizar acuerdos en los territorios con grupos al margen de la ley o aumentar el presupuesto del campo en el Plan Nacional de Desarrollo, lo que puede ser una muy buena oportunidad para construir desde la base. Considera que tener en cuenta las razones que han llevado a las personas a las armas, les permite hacer esfuerzos para cerrar brechas de desigualdad e inequidad, porque se quiere el silenciamiento de los fusiles, al tiempo que se avanza en los compromisos sociales. Sin embargo, como ya fue reconocido por el comisionado de paz Danilo Rueda, hay quienes quieren pagar un millón de dólares e ingresar a la Paz Total, desdibujando completamente esta figura. Para Francia Márquez esta es la misma corrupción que ha existido toda la vida, esa cadena larga que siempre nos ha acompañado, lo que considero cierto; sin embargo, si esto es de siempre y este gobierno es diferente ¿por qué les hacen estos ofrecimientos? ¿Será que siempre creemos que quien llega tiene los mismos defectos que los anteriores, por el simple hecho de ocupar el cargo? Si son el cambio ¿por qué no fue el mismo gobierno quien denunció estos intentos de soborno, sino que fueron los medios de comunicación? Y recordemos que esto viene a conocerse desde el Pacto de la Picota…
Frente a la Reforma a la Salud y a la ministra Carolina Corcho, está totalmente de acuerdo con ambas, aunque no ha escuchado las salidas en falso de la ministra, como cuando dijo que eran los médicos quienes disparaban el gasto del sistema. Sin embargo, Márquez argumenta que se desvirtúa la Reforma apoyándose en la intolerancia hacia la ministra, a quien se le critica por tener posturas y ser vehemente en sus posiciones. Y aunque el sistema actual de salud tiene muchas fallas y deberíamos buscar cómo solucionarlas, ¿será que a la vicepresidenta no le tocó conocer y padecer el antiguo Instituto de Seguro Social que, además, solo tenía el 25 % de cobertura nacional? ¿Será que nadie le ha contado que, en este país, la medicina en los sectores rurales se hace, desde siempre, con las uñas? Lo que sí es cierto es que la posición de Márquez frente a ella misma y frente a la ministra Corcho, al creer que quienes las controvierten lo hacen porque les incomoda que sean mujeres o el color de la piel, evidencia demasiada soberbia.
Preocupa encontrar, en una persona elegida democráticamente, tanta complacencia con un gobierno como el de Cuba, al que ni siquiera considera como dictadura. Su posición hace ver su favorabilidad hacia ese tipo de sistema y lo pone a uno a pensar ¿se animará a implementarlo por aquí? ¿Qué más de allá, querrá traer para acá? Aunque al escucharla, me queda una duda: ella habla del sistema de salud porque envía misiones de médicos, ¿será el sistema de salud o será la suma de salud con educación, lo que permite formar profesionales competentes? Y al sistema de educación nuestro no le han puesto ni cinco de cuidado, así que se continúa en la tarea de quitarle al pueblo con reformas tributarias, pero no se ha invertido en la educación, que es una base fundamental.
Frente al helicóptero no hay más qué decir: lo usa porque frustraron un atentado en la vía y no les va a facilitar el objetivo. Sin embargo, en su narrativa victimizante se justifica diciendo “Porque es la vicepresidenta pobre, que viene de abajo, ¿no lo puedo usar? No Vicky, eso no va a ser”. Quiere decir que seguiremos costeando los paseos a Dapa, mientras los soldados y policías siguen desprotegidos en enfrentamientos, a la espera de un helicóptero que transporte el apoyo o pueda sacarlos de la zona para acceder a atención médica digna, lo que al parecer, no inquieta a la funcionaria, quien tiene en Bogotá la vivienda que le provee la Vicepresidencia y en Dapa, su casa de descanso, adquirida, según dice, por seguridad.
Otra inquietud que queda es: ella habla de un apartamento en el Caney (Cali) de su propiedad, al que delincuentes intentaron acceder en dos ocasiones. Siendo propietaria de un apartamento ¿podía recibir el subsidio Ingreso Solidario? ¿No esto exclusivo para personas totalmente desprotegidas?
En definitiva, escucharla preocupa: ¿cambió la vicepresidenta o solo el dinero y el poder mostraron su verdadera esencia?