Por: Adriana Bermúdez Arango
Ver una sesión del Concejo es deprimente. Parece que nadie presta atención a nada de lo que allí se dice, mientras uno de ellos se encarga de leer, como si lo estuvieran persiguiendo, las proposiciones, los acuerdos, los proyectos. En la transmisión, a su espalda, se ven 3 concejales, la mesa directiva seguramente, conversando de manera muy animada, pero sin prestar la más mínima atención a lo que allí se está diciendo. El ruido es terrible, todos conversan entre ellos y muchos, están fuera de su puesto en una tertulia que más de uno envidiaríamos.
Cuando el lector de los documentos, a la carrera y a media lengua, pide al presidente aprobación del articulado, la mesa directiva se reincopora a la sesión y, en cuestión de segundos, preguntan si alguien tiene algo qué decir y aprueban con dos palmadas en la mesa. Parece que dicha aprobación es más un acto reflejo, una seguidilla de pasos debidamente estudiada que se realiza de manera automática, que la consecuencia de un análisis lógico y concienzudo de lo que allí sucede, se propone y aprueba. Sin embargo, esto no genera sorpresa, si pensamos en quiénes son los concejales que ocupan el hemiciclo y cuáles son o fueron, durante estos cuatro años, sus intereses.
Para ponernos en contexto: el miércoles se aprobaron, en segundo debate (que realmente no hubo), los Proyectos de acuerdo No. 223 y 225. El 223 tenía como objetivo definir el presupuesto para el funcionamiento del municipio en 2024 y, el Proyecto de acuerdo No. 225, que da via libre al alcalde para que negocie a través de Findeter, la reducción de los intereses del crédito público que no se ha desembolsado, con el fin de continuar con los proyectos movilizadores del Plan de Desarrollo, obras para las que se aprobaron 650.000 millones de pesos de un empréstito.
Según manifestó el concejal Richard Rivera, lo presentado en el Proyecto de acuerdo No. 223, en un 83%, fue conciliado con el gobierno del alcalde electo, Alejandro Éder, impactando comedores, PAE, educación, procesos comunales, programas para la mujer y comunidad LGTBIQ+, el sector rural y aprovisionando recursos para el bilingüismo, con el 5% de la estampilla Prodesarrollo. Celebro que los concejales y la Administración saliente y la entrante, se hayan puesto de acuerdo para trabajar en beneficio de los caleños y de la ciudad. Confío en que ese solo sea el primer paso de todo lo que se puede lograr.
Para Terry Hurtado, concejal recordado por estrellar carros en pandemia y por su espíritu animalista, este presupuesto tiene dos grandes vacíos: no se excluye el uso de la pólvora en las actividades de la Administración y no se destinaron recursos para el Centro de Bienestar Animal, una de las grandes obras de la alcaldía de Jorge Iván Ospina. ¿Será que pretenden que la próxima Administración lo convierta en un centro veterinario autosostenible, con los animalitos que lleguen infartados por la pólvora de diciembre? Porque no podemos negar que la pirotecnia que ha lanzado esta Administración ha sido bastante, ocasionando malestar entre los caleños que tienen sus mascotas. Además, dejar sin recursos a un proyecto de tanto impacto, lo convertiría en un nuevo elefante blanco en el que solo se dilapidaron los recursos de los caleños. Y no es posible convertirlo en un lugar autosostenible, porque su misión es atender primordialmente, a los animalitos atropellados o rescatados por la Policía Ambiental o el equipo de Protección Animal, para brindarles atención veterinaria. Puntos para Terry.
En cuanto al Proyecto de acuerdo No. 225, éste permite que el alcalde pueda, para dejar los recursos aprovisionados para el próximo año, pedir dinero prestado para terminar de desarrollar las obras que no se han culminado del Plan de Desarrollo. Recordemos que se están construyendo “5 parques para la vida” y del dinero del empréstito no desembolsan recursos sino hasta el 31 de diciembre, lo que puede ocasionar que suceda con estas obras, lo mismo que ocurrió con las megaobras, que quedaron inconclusas la mayor parte de ellas.
Inquieta ver que los concejales aprueban con bastante desidia dineros futuros, pero durante su periodo nunca se sentaron a mirar qué estaba pasando con los actuales, cómo se estaban invirtiendo o por qué no se ejecutaron las obras en la época en que estaban programas. También genera inquietud lo que manifestó el director de Hacienda en ponencia, que el interés ofrecido por Findeter es menor que el del empréstito. Si es así ¿por qué esta Administración no trabajó desde el principio, para cambiar el empréstito por un crédito con Findeter?
Ligero trabajo el que hace el Concejo, al permitir que el dinero de todos quede comprometido sin ningún tipo de miramiento, sin siquiera haber escuchado con rigor en qué se va a invertir. Confiemos en que esto no termine como siempre, con todo el mundo rasgándose las vestiduras tiempo después, porque el dinero se empleó en lo que no era prioritario, mientras la ciudad adolece de inversiones mucho más palpables.