Las autoridades han desmantelado a varias bandas de traficantes sexuales con sede en Tenancingo, un pueblo del centro de México. A sus víctimas les hacían falsas promesas de amor para transportarlas a Nueva York, donde las hicieron en esclavas sexuales.
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Tenancingo, un pequeño poblado de Tlaxcala, es conocido por ser uno de los epicentros de la trata de personas no solo de México, sino de todo el mundo. Desde ahí familias enteras de padrotes han extendido su millonario negocio por el territorio nacional y buena parte de Estados Unidos.
Los distintos gobiernos de México poco han hecho para desmantelar estas redes, sugiriendo así corrupción y complicidad con quienes ejercen este sádico oficio. Pero algunos de estos delincuentes han caído; en Los padrotes de Tlaxcala, una minuciosa investigación Juan Alberto Vázquez nos cuenta la historia de cinco clanes de padrotes que han sido juzgados en las cortes de Nueva York.
Conquistaban a niñas y jóvenes para prostituirlas en Nueva York
Estos delincuentes tenían su centro de operaciones en Tenancingo, en el Estado de México, desde donde se dedicaban a “reclutar” a jóvenes y niñas para llevarlas a Nueva York.
En la ciudad estadounidense, lejos de sus seres queridos y sin documentos, las obligaban a prostituirse; de hecho, en múltiples ocasiones llegaban a las amenazas y golpes.
Cinco miembros de esta banda recibieron sentencias, que llegaron a casi cuatro décadas, en una corte federal de NY.
Seis víctimas alzaron la voz
Y es que seis víctimas, una de las cuales tenía 14 años cuando se volvió su esclava sexual, se llenaron de valor para acusar y testificar en un juicio contra los tratantes en la Corte del Distrito Este de Nueva York. Cada una describió el abuso físico y sexual que sufrieron durante años por los acusados, todos familiares.
Luego de un largo proceso penal se llegó a la conclusión de dar penas de entre dos décadas y 39 años tras las rejas a José Miguel Meléndez Rojas, José Osvaldo Meléndez Rojas, Rosalío Meléndez Rojas, Francisco Meléndez Pérez y Abel Romero Meléndez. También se ordenó pagar una compensación monetaria a cada una de las agraviadas.
Una vez que estaban en Estados Unidos, los Meléndez “utilizaron violencia física y sexual, amenazas y fraude para obligar a sus víctimas a trabajar en la prostitución en Nueva York, Long Island, Nueva Jersey, Connecticut y Delaware”, agrega la dependencia.