Por: Adriana Bermúdez Arango
Y sí, digo “en guerra”, entre comillas, porque ambas ciudades se disputan la sede de la COP16. Ambos alcaldes han dedicado sus redes y sus comunicaciones para contarle a Colombia y al mundo, por qué merecen ser sede de la conferencia del Convenio de Diversidad Biológica (CBD) que se celebra cada dos años y que, en 2024, se realizará entre el 21 de octubre y el 2 de noviembre.
Debo confesar que esa “guerra” me ha parecido bonita. A través de redes hemos podido encontrar cuáles son los argumentos para que cada ciudad sienta que merece la sede. Nadie ha demeritado a nadie y nadie ha agredido a nadie, cosa que en estos días es bastante difícil, sobre todo a través de redes sociales.
Sin embargo, la labor no debe quedarse allí, en esperar a ser vencedores. ¿Qué tal que Bogotá sea la ganadora de la sede? ¿Apague y vámonos? No, definitivamente no. Cali espera más de nosotros. Y se lo merece.
Creo que, desde nuestro Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente – DAGMA o desde la Secretaría de Turismo, se debe gestionar una estrategia para que, en caso de no ser sede, podamos aprovechar la COP16, para dar a conocer nuestra biodiversidad. ¿Qué tal si en medio del encuentro, promocionamos la Feria Internacional de Aves, Colombia Birdfair? ¿O damos a conocer el Orquideorama? Museo vivo de orquídeas que cuenta hasta con salón de eventos. ¿O le contamos a los asistentes qué son y cómo se protegen el Ecoparque del río Pance o Los Farallones?
Porque, como decía el recordado Maturana “Perder es ganar un poco”, pero sólo si aprendemos a mirar los traspiés como oportunidades, para sacar de ellos el mejor provecho. ¿Qué tal si le proponemos a Bogotá una alianza para que, quien no gane la sede, tenga la oportunidad de mostrar la biodiversidad de su ciudad durante todo el evento? Un stand o una conferencia, la entrega de información impresa sobre eventos o actividades puntuales, serán un gran acierto. Porque no siempre, necesitamos el primer lugar para ser ganadores. Y Cali tiene con qué serlo sí o sí, no hay duda.
Al alcalde Éder y a su equipo, un pequeño llamado de atención para que no se dejen cegar por las ansias de triunfo. Es cierto que ese es el honor máximo, pero entre todos, podemos hacer del segundo lugar una excelente oportunidad para dar a conocer toda la riqueza biodiversa que poseemos y, de paso, con nuestro proceder, evidenciar que la principal riqueza de la ciudad es el gran corazón y buena voluntad de su gente, los caleños.