Por: Adriana Bermúdez Arango
Hace dos meses, pensar que Cali podía ser anfitriona de un evento de talla mundial que no girara alrededor de la salsa, era bastante difícil. Nos quedamos acostumbrados a que la Sucursal del Cielo solo tiene a la salsa y al baile como referentes, que son lo que más y mejor conocen en el exterior de nosotros. Sin embargo, hoy tenemos la esperanza de «Revivir a Cali» bajo diversos parámetros y el primer fruto de este arduo trabajo, se dio: Cali está lista para la COP 16. Y, como era de esperarse, los preparativos comienzan.
Como caleña, conocedora de la gentileza y generosidad de la gente de la región, lo primero que quisiera saber es qué oportunidad le abrirá Cali a Bogotá en este encuentro. Como dije en este mismo espacio la semana anterior, la sede ganadora debería abrirle una ventana a la ciudad que no lo fue para darse a conocer, esa sería una verdadera muestra de grandeza.
Pero, solo con el ánimo de tener a Cali y al Pacífico en su mejor momento para un evento como este, sería interesante que la Gobernación, tan unida a la Alcaldía por estos días, se pusiera las pilas y terminara el puente de Juanchito. Sé que la gobernadora no quiere que se le pregunte por el tema, pero después de 9 años, sería interesante que evidenciara su gestión culminando esta obra para un evento como éste, de lo contrario, se expone a que la ciudadanía, agotada por los retrasos e incumplimientos de campaña, aproveche esta oportunidad para mostrarle al mundo la poca gestión que se ha tenido frente a este tema.
Otro punto que se debe afinar, al menos para este evento y días marco, es el funcionamiento del MIO. No tiene sentido que hablemos de biodiversidad, cuando nuestro sistema masivo de transporte no funciona como es debido, impulsándonos al transporte privado. Actualmente, no solo faltan rutas y frecuencias, sino que, además, tenemos estaciones que carecen de una correcta operación. ¿Cómo pretendemos que los visitantes se movilicen en el sistema, si no tenemos taquilleras para que atiendan las estaciones? ¿Por qué no, establecer lugares donde los visitantes puedan adquirir las tarjetas, por ejemplo, debido a que no están disponibles de manera permanente en las estaciones?
Para estas fechas, debemos crear una contingencia que nos permita mejorar el servicio y generar mayores ingresos. Los extranjeros son usuarios de transporte público en nuestro país, así que debemos darles las facilidades para que hagan uso de él, si no, lo que harán es simple: le pagarán a un particular para que los transporte y perderemos la oportunidad de incrementar los ingresos del sistema, que tanta falta le están haciendo.
También es hora de ponerle control al comercio en la ciudad. No podemos seguir permitiendo que todo aquel que tiene una mesa o una nevera, la saque a la calle y la convierta de manera permanente en un negocio informal que además, se perpetuará. Es hora de ponerle límite a la informalidad, porque nos hace ver desordenados y otorga derechos a quienes no los tienen, lo que no debe ocurrir.
La COP16 es una excelente oportunidad para que Cali se reviva y fortalezca su propio valor, demostrando que va mucho más allá de la cultura de la salsa. Llegó el momento de demostrar que se están haciendo realidad los sueños porque Cali y los caleños, son capaces de reinventarse y de demostrar a cada paso, que están hechos de tantas cosas como pasos de baile hay.