Por: Adriana Bermúdez Arango
Han pasado los primeros cien días de gestión de los nuevos alcaldes y gobernadores, por lo que es inevitable dar una mirada a lo esperado y a lo encontrado. El alcalde de Cali, Alejandro Éder y la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, asumieron sus cargos el primero de enero y es hora de revisar cómo va la solución de problemas estructurales.
Es de resaltar que, por primera vez en largo tiempo, hay un trabajo articulado entre los dos gobiernos, distrital y gubernamental, lo que es un arranque interesante. Confiemos en que esto permita fortalecer los procesos que, en Cali, requieran apoyo de la Gobernación. Es claro que el Distrito y el departamento son independientes, pero no podemos desconocer que el trabajo articulado permite obtener resultados más eficientes y duraderos. Algunos campos en donde se puede dar el apoyo son neurálgicos: infraestructura y seguridad, por ejemplo, lo que facilitaría trabajar sobre las vías que conectan a Cali con el departamento y sobre las estrategias que se pueden implementar en seguridad, con el objetivo de cerrar las puertas a los delincuentes de manera contundente.
Durante esta primera etapa, desde la Gobernación se ha venido implementando una estrategia de diálogo con todos los actores, lo que ha permitido conocer de primera mano, las necesidades de la región e impulsar procesos de capacitación y formación, por ejemplo, creados con base en las necesidades que aquejan a la región.
No podemos olvidar que el Valle del Cauca viene en un trabajo continuo desde 2016, cuando Dilian Francisca Toro fue gobernadora por primera vez y comenzó a impulsar una serie de programas que, Clara Luz Roldán, su sucesora, continúo con determinación, lo que permite que hoy, cuando Toro retoma el poder, sea más ‘fácil’ diseñar el Plan de Desarrollo del departamento que, al parecer, debe tener foco en la seguridad, bastante perdida por estos días en todo el país.
El gran lunar que aqueja a la gobernadora actual y a la anterior, es el famoso puente de Juanchito, obra que se comenzó en la primera administración de Toro y aún no ha sido culminada. Al menos, el pasado 31 de marzo se entregó la calzada norte. Se espera que, para el mes de junio, se concluya la obra. Amanecerá y veremos.
En el caso de la Alcaldía de Cali, Éder encontró problemas de gran tamaño, como los huecos de Cali. La falta de inversión en infraestructura tiene a la ciudad sumida en un desastre vial que nadie sabe cómo resolver. Obras de reparcheo de vía con más de 3 años de atraso por culpa de la pandemia, el mal llamado “estallido social” y la desidia, entre otros motivos, son parte esencial de lo que se espera, el alcalde pueda resolver con celeridad. Para ello, ya están las cuadrillas haciendo trabajo nocturno en diversos puntos de la ciudad. Esperemos que todo quede bien hecho y que el afán no sea pasar la COP16 porque, de ser así, para el próximo año estaremos nuevamente, rogando porque vuelvan a mirar el estado de nuestras vías.
La campaña ‘Volvamos a mi Cali bella’ fue, sin lugar a dudas, un acierto por parte de la estrategia de Alejandro Éder para comenzar su mandato. Empoderar y fortalecer a los caleños para transformar los espacios tuvo buenos resultados, ayudando a generar un sentido de pertenencia que permite revivir a Cali primero, en el corazón de los ciudadanos. Sin embargo, la labor debe continuar y consiste en garantizar una oportuna recolección de residuos sólidos (basuras) por parte de las empresas responsables.
Además, es necesario articular los procesos de barrido con los de recolección, para garantizar que las calles no queden llenas de bolsas por largos periodos de tiempo, permitiendo que los habitantes de calle o recicladores informales las rompan y, en algunos casos, boten el contenido para quedarse con el plástico, lo que ocasiona que el trabajo que con tanto esfuerzo se hizo, quede perdido. También es importante establecer cómo garantizarán la permanencia de los espacios en buen estado, porque no podemos pretender que sean los caleños quienes, de manera permanente, se encarguen de limpiar y mantener bonita la ciudad. Eso sigue siendo responsabilidad del Distrito.
El problema de indigencia que tiene Cali, duplicado en los últimos años en gran parte por los migrantes, tampoco parece tener solución inmediata. De hecho, esta situación, sumada a la incapacidad para poner a funcionar a tiempo los diferentes programas sociales de la Alcaldía, ya hizo rodar la primera cabeza: la de la secretaria de Bienestar Social, Ana Carolina Quijano, quien no pudo arrancar con el programa de comedores comunitarios, con las Unidades de Transformación Social (UTS) ni, por supuesto, con los programas para la población en condición de y en calle. Confiemos en que, María Isabel Barón, la nueva líder de la cartera, pueda lograr que los diversos programas sociales arranquen. Cali necesita una nueva mirada desde esta dependencia, sobre todo, si el alcalde quiere restablecer la seguridad, el turismo y el sentido de pertenencia por la ciudad.
Un reclamo silente que hay en la comunidad hacia el alcalde, es en el tema de contratación. Parece que todos los cargos que existían en la anterior Administración, no fueron tenidos en cuenta para esta nueva etapa. El problema es que algunos procesos se han retrasado, sea por la falta de personas para que los ejecuten o porque quienes los están desarrollando, son nuevos en el cargo y no cuentan con la experticia para llevarlos a buen y pronto término. Se ha dicho incluso, que muchos de ellos están allí como “favores políticos”, lo que se le critica al alcalde, quien prometió gobernar con transparencia.
Y aunque es claro que sólo se deben contratar las personas que el Distrito necesita para sus procesos, también es cierto que éstos se han visto retrasados por la falta de personal. Incluso, algunas personas han ido hasta el CAM para buscar solución ante diversos trámites y se han encontrado con que la atención al público en algunas dependencias, tiene días y horarios específicos, lo que significa que no es diaria ni permanente. ¿Será que el alcalde se está ahorrado unos pesitos de la contratación para aumentar su caja y poder invertir en los programas sociales, por ejemplo?
Otro aspecto por el que Éder ha recibido críticas, es la poca comunicación real que tiene con la ciudadanía a la hora de implementar cambios. Como ocurrió con las modificaciones viales que se dieron en el sector de Ciudad Jardín, las cuales fueron establecidas de un día para otro e informadas en los medios de comunicación, no socializadas a la comunidad directamente afectada. Esto ocasionó malestar, además de un caos vehicular aún peor al que ya se padecía en el sector.
Ahora, las críticas le llueven al burgomaestre, por un contrato que, a dedo, adjudicó a una empresa en Bogotá llamada Canal Regional de Televisión Teveandina S.A.S., conocida como Canal Trece, para “apoyo logístico, presencia digital y percepción ciudadana”, lo que nos lleva a pensar ¿Telepacífico no podía hacerlo? ¿UV TV? ¿Cali TV? En Cali hay diversos canales y programadoras que, quizás, podrían ejecutarlo. ¿Por qué no hubo una licitación en la que, al menos, les diera oportunidad a los canales de la región? Apoyar lo nuestro es una forma de revivir a Cali. Ya la Personería abrió indagación previa de este caso. Amanecerá y veremos cuáles son los resultados de su investigación.
Debemos reconocer que Cali y el Valle, a pesar de los lunares, cuentan con un panorama alentador. Los mandatarios parecen tener una ruta clara para manejar la región, lo que es indispensable para lograr verdaderos resultados. Las ganas no lo son todo, la estrategia también es importante y es su implementación la que nos mostrará la experticia de los elegidos. Amanecerá y veremos.