Por: Adriana Bermúdez Arango
Parece que, al fin, alguien le está poniendo el ojo a Cali y a los contratos que con su dinero se realizan. El contralor general de la Nación, Carlos Hernán Rodríguez, le rindió cuentas a Cali y al Valle, contándoles, entre otras, las irregularidades encontradas en contratos de la Alcaldía de Cali y Emcali.
Y aunque esto parece apropiado, casi casi fabuloso, sí creo que la Contraloría debería ser una entidad más preventiva que reactiva, que debe estar más atenta a los movimientos que se dan diariamente con el tema de contratación, porque, para nadie es un secreto, somos un país altamente corrupto.
La Contraloría, para cumplir con su objetivo “procurar el buen uso de los recursos y bienes públicos dentro del marco legal y los principios de economía, eficiencia, eficacia, equidad y sostenibilidad ambiental”, debería estar más encaminada a prevenir hechos de corrupción. Y la manera más eficiente de lograrlo, es denunciando aquellos que se pueden cometer en la ejecución de los contratos porque, no lo neguemos, después de gastada la platica, recuperarla es mucho más difícil.
Y no es porque la denuncia de lo ocurrido no sea importante, claro que lo es, pero, después de que el dinero ha tomado destino, recuperarlo requiere otros esfuerzos, como, por ejemplo, encontrarlo. Si no me cree, recordemos que a Jorge Iván Ospina, por sospecha de un carrusel de la contratación, el año pasado, le embargaron cinco cuentas bancarias y siete propiedades. ¿Y?… En cambio, si se pone la lupa sobre lo que se pretende ejecutar, se pueden prevenir debacles, como la que evitó la misma Contraloría en 2022 al detener la ejecución del contrato de la unión temporal AMI con Emcali por más de 215 mil millones de pesos, que pretendía implementar medidores inteligentes de energía, con sobrecostos en la compra de televisores y otros enseres. Apropiadísimo para prestar un mejor servicio.
Ahora, tenemos en desarrollo el contrato del alumbrado público, que estuvo lleno de dudas y cuestionamientos porque, según se dijo, parecía tipo “sastre” para favorecer a proponentes específicos. Estamos hablando de un contrato por $ 93000 millones que sólo se pudo firmar con dos empresas (la propuesta inicial eran tres), porque nadie más cumplía los requisitos. El contrato tiene como objetivo, modernizar durante este 2024, 50000 luminarias de las 180000 que tiene la ciudad. Lo curioso es que, la empresa que atenderá la zona norte de Cali, es de Medellín…
Importante estar atentos a este contrato. Recordemos que cuando esta Alcaldía empezó, anunció que en las bodegas de Emcali había encontrado más de 7600 luminarias que estaban guardadas desde julio de 2023 y que venían 20000 más en camino, pero que carecían de plan para su instalación. A la fecha, zonas y barrios aún se encuentran a oscuras, porque las cuadrillas no han llegado a instalarlas.
Para quienes desconocemos cómo operan muchas cosas en la ciudad, no deja de ser curioso que, siendo Emcali la empresa creada para prestar los servicios públicos de manera idónea en la ciudad, ésta tenga que subcontratar servicios con otras empresas. Más de 2000 empleados tiene la entidad y, parece, no hay la cantidad adecuada para instalar las luminarias existentes. Quizás es que, los más de 21 sindicatos que la gobiernan, no permiten a sus trabajadores trabajar, los desgastan. Pero ese será tema de otra columna.