Por: Adriana Bermúdez Arango
Para nadie es un secreto que Alejandro Éder recibió a Cali en su peor momento. Posterior a una pandemia, a un mal llamado “estallido social” y a un mandato de un alcalde como Jorge Iván Ospina, que prefirió emplear recursos para continuar acrecentando el cemento que ya tenía la ciudad, en vez de arreglar el existente y que se encontraba ya en pésimo estado, básicamente porque durante muchos años, décadas diría, ninguno de los alcaldes de turno, se preocupó por recuperar la malla vial de la “Sucursal del Cielo”, todo porque cada quien tiene sus prioridades.
En casi ocho meses de esta Administración, la Secretaría de Infraestructura dice haber tapado más de 5000 huecos, recuperado más de 19000 metros de vías entre zona urbana y rural, quizás la mayor parte de ellas, denunciadas por los caleños a través de la herramienta llamada “Chao hueco”, porque la Administración no parece tener el mapa claro de los problemas de esta índole que debe resolver. Pero, a escasos dos meses de la tan anhelada y nombrada COP16, Cali continúa con una de sus principales vías en el norte hecha un hueco: la avenida Vásquez Cobo.
Esta es una ruta casi obligada para quienes transitan por el norte de la ciudad. Es la vía que nos lleva a una de las clínicas más grandes de esta zona, la antes llamada Rafael Uribe Uribe, que era parte del Instituto de Seguro Social. Hoy, es la Clínica Nueva Rafael Uribe Uribe, administrada por Nueva EPS y es una ruta de conexión con vías principales como la avenida de Las Américas o la avenida Estación. Lo triste fue que, a finales del mes de abril, la Secretaría de Infraestructura, toda su maquinaria amarilla y el equipo de comunicadores, hicieron presencia una noche en esta vía de la ciudad, compuesta por seis cuadras que corren en ambos sentidos y, le dijeron a los caleños, que estaban allí para arreglar la vía. Al día siguiente y de manera muy rápida, los habitantes del sector y los usuarios recurrentes de la avenida, pasaron de la sorpresa a la indignación al descubrir que sólo habían tapado un hueco. Sí, como lo lee, un solo hueco.
¿Alcanza a imaginarse eso? ¿Lo que es sentirse engañado? Porque así nos sentimos los caleños que utilizamos con frecuencia esta calle, engañados, porque nos dijeron que la iban a arreglar y, sin ningún miramiento, pasaron un pañito muy pequeño de agua tibia que, lo poco que logró, fue molestar a quienes esperaban acciones concretas frente a este flagelo.
Y es que, la alcaldía actual, no se ha caracterizado por su oportuna gestión. Parece que el ánimo de reducir de la nómina a los prestadores de servicio de las diferentes dependencias, ocasionó al mismo tiempo, la reducción en la capacidad de trabajo de las entidades que, día a día, ven dilatados los proyectos con los que conquistaron a toda la ciudadanía.
A la secretaria de Infraestructura de Cali, Luz Adriana Vásquez Trujillo, vale la pena recordarle que engañar a la comunidad nunca trae nada bueno, porque tarde o temprano todo termina saliendo a la luz, lo que deja muy mal parada a la entidad que representa. En cambio, debería aprovechar las denuncias con la presencia de huecos que ha hecho la comunidad, para definir un plan de acción más contundente, sobre todo en las vías principales. Al fin de cuentas, cuando los visitantes de Cali pasen del norte al centro, tienen la posibilidad de hacerlo por esta vía, que continúa llena de huecos que, cada vez, se hacen más grandes.