Por: Adriana Bermúdez Arango
Lo que pasa con las Empresas Municipales de Cali, Emcali, no es fácil de manejar, mucho menos de resolver. No hay la más mínima posibilidad de que los sindicatos, ninguno de ellos, se acoja a la idea de poner a trabajar a sus asociados como Dios manda y cumplir con los deberes que les corresponden, sin pedir más prebendas a cambio. Eso nunca ha ocurrido ni ocurrirá ahora.
Emcali dejó de ser la empresa orgullo de los caleños, para convertirse en el fortín político de quienes tienen cargos de elección popular y buscan, a través de puestos de trabajo que otorgan en esta empresa, mantener sus votaciones en las urnas. Nadie puede negar que, si un político le ayuda a conseguir un trabajo a un hijo, hija, esposa, esposo, sobrino o alguien que le sea cercano y querido, en agradecimiento votará por dicho político, sea cual sea el cargo para el que se postule, sin tener en cuenta si está capacitado para la misión. Ante todo, hay que ser agradecido.
De esto se aprovecharon los políticos y supieron sacarle el mayor partido. Mientras tanto, Emcali se descapitalizó pagando altos sueldos a personas que ni siquiera van a trabajar, porque a algunos, hasta las cuentas de cobro se las hacen; pagando las carreras de quienes están en la empresa y de algunos miembros de sus familias, logrando que sus salarios estén distantes de las verdaderas responsabilidades que tiene una persona que vela por su hogar.
Ahora, como “cereza del pastel”, se le ocurrió al presidente de la Unión Sindical de Emcali (USE), Harold Viáfara, que los puestos en Emcali deben ser heredables, al menos para un hijo de cada sindicalista pensionado, porque considera que merecen la oportunidad y será capacitado para ello, debido a que Emcali es grande gracias a ellos. “Dejamos claro compañeros que, en nuestra próxima propuesta de pliego de peticiones, vamos a exigir que Emcali garantice que cada uno de los compañeros que se vaya pensionado, o de las compañeras, por lo menos se garantice que uno de sus hijos ingrese a Empresas Municipales de Cali, porque esta empresa la hemos hecho grande nosotros en más de 90 años”.
¿Será que el señor Viáfara no se ha dado cuenta del verdadero estado en que ellos, con sus pliegos cada vez más delirantes, tienen a Emcali? ¿Acaso es que no ha visto que el componente de Telecomunicaciones está prácticamente en quiebra, que el negocio de agua da pérdidas y que el de energía requiere de una gran inversión para modernizarlo y ser más rentable? Inversión que no ha sido viable porque las ganancias no superan los gastos. Y es que recordemos que Emcali cuenta con 21 sindicatos, cuyos gastos, como las 24 mesadas al año, ascienden a unos $42.000 millones anuales.
Siendo sensatos, no puede ser posible que se permita heredar un cargo en una empresa pública. Es cierto que un padre es capaz de enseñar muchas cosas a un hijo, pero los planes de sucesión se dan al interior de empresas familiares precisamente, porque los miembros de la familia no quieren que personas ajenas al entorno familiar, lleguen a la empresa a realizar cambios de fondo que puedan alterar los valores o ideales que con ésta tienen, no al interior de una empresa pública, porque lo que allí realmente se necesita, es la mirada y la experiencia de los mejores, que deben llegar a ocupar cargos para los que están preparados. La conocida “meritocracia” que hace que sean los más capaces, los indicados para conformar el equipo.
Confiemos en que el alcalde pueda poner mano sobre Emcali y arreglar algunas cosas, porque todos tenemos la ilusión de ver a nuestras empresas municipales renacer, como la muestra de lo que realmente somos los caleños: fuerza, pujanza y lucha.