Por: Adriana Bermúdez Arango
Cali tiene un ambiente diferente por estos días, eso es innegable. Y aunque diversas voces no le apostaban a la cumbre de la biodiversidad, es de reconocer que Cali supo hacerla. Hasta el momento en que redacto estas líneas, la organización no se ha visto empañada ni siquiera, por aquellos que han hecho un esfuerzo por deteriorar la imagen del encuentro.
La logística se percibe impecable y, lo mejor: aunque los acuerdos y conversaciones cruciales sobre cómo aportará cada país para mejorar o mantener la biodiversidad en el mundo se están dando en el Centro de Eventos Valle del Pacífico, en la llamada “Zona Azul”, integrar a los caleños y visitantes a este encuentro a través de la “Zona Verde”, fue todo un acierto, un hit.
La idea de adecuar el Bulevar del río, el CAM, la Plaza de Caicedo, la Plazoleta de San Francisco y la calle 7ª como componentes de dicha “Zona Verde”, acompañándola de la seguridad necesaria, ha permitido que caleños y visitantes puedan recorrerla, adquirir sin costo y diligenciar su pasaporte con los siete (7) sellos logrando, no sólo una mayor integración de la comunidad con el evento, también de los propios y foráneos con la ciudad.
Porque este ha sido también, un esfuerzo para los 150 emprendedores, quienes hicieron hasta lo imposible para que sus productos cumplieran con las condiciones del evento, para prepararlos y tenerlos listos en sus estands, facilitando que esta zona sea un punto de encuentro para quienes solo quieren ir a ver de qué se antojan, qué aprenden sobre la biodiversidad y cómo se ve la ciudad, gracias a esta nueva apuesta.
Pero todo lo que hace la ciudad, no está enfocado sólo en el comercio. En la calle 25, donde se encuentran las antiguas bodegas de los ferrocarriles, los 47 miembros de Graficalia plasmaron un hermoso mural que hace honor y referencia a la biodiversidad del Pacífico. Esta es una gran zona de tránsito para caleños y visitantes, por eso se consideró importante darle identidad y ponerla a tono con la nueva mirada de ciudad. Sólo debemos esperar a que, entre todos, propendamos por conservarla, porque esta zona ha sido usada por los artistas urbanos, quienes de manera independiente y sin permiso, han plasmado allí sus obras. Ideal que cuidemos entre todos este espacio, evitando que sea politizado.
Pero las ventajas que deja la COP16, no se limitan a los días del evento y a la biodiversidad, también permiten trabajar por la ciudad en diversos aspectos. Así lo hicieron el alcalde de Cali, Alejandro Éder y el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, quienes formalizaron un acuerdo para promover a los barrios Obrero de Cali y Getsemaní de Cartagena ante el mundo. Cabe aclarar que no habrá una campaña conjunta, debido a las diferencias que hay entre los barrios. El acuerdo busca que el barrio Obrero tenga en el barrio Getsemaní su modelo a seguir, replicando, de acuerdo con su entorno y posibilidades las peatonalizaciones, el respaldo a pequeños empresarios, a emprendimientos culturales y la transformación del espacio público.
Esta idea tendrá una inversión inicial de 20 mil millones, pero, lo más importante de todo, es que el alcalde Éder no quiere que el barrio se gentrifique, que pierda su identidad y a quienes ha sido por décadas sus creadores, por el contrario, busca que quienes han estado y pertenecido a él permanezcan y hagan parte de la resignificación de este lugar.
De la mano con este acuerdo, viene un plan para luchar contra la inseguridad y contra las economías ilegales, lo que fortalecerá el desarrollo sostenible del barrio Obrero y, por qué no, de la ciudad. Recordemos que ya está en marcha la campaña “Venite al Obrero”, que ha permitido inversiones en infraestructura, promoción turística y la creación de un circuito musical centrado en la salsa.
Quién nos iba a decir que un solo evento, nos permitiría mirar hacia el futuro de Cali con tanta esperanza.
Imagen cortesía Semana.com