La reivindicación de la violencia

Por: Adriana Bermúdez Arango

Lo ocurrido el pasado 8 de marzo en el marco del ‘día de la mujer’ por parte de los colectivos feministas en diversas partes del país, demuestra que las luchas de las mujeres van por el camino incorrecto. Destruir, vandalizar, dañar zonas públicas, hasta estatuas y monumentos, es parte del coctel de despropósito que vivimos el fin de semana pasado.

Y es cierto que el feminismo fue creado pensando en reivindicar a la mujer, en darle igualdad junto al hombre, pero sigo sin encontrarle sentido a la manera en que lo están ejerciendo estos colectivos. Como mujeres, no podemos, escudadas en que alguien agredió a alguna, agredir incluso a las personas que no son agresores.

¿Acaso es que no se dan cuenta que, esa actitud violenta y criminal, es una reivindicación de la violencia y que la mujer no es violenta? Es fuerte, capaz, tenaz, empoderada, pero su esencia no es la violencia, es el amor, la capacidad de convertirlo todo y hacerlo mejorar con palabras de comprensión, firmes, eso sí, pero palabras dulces y que llenan de fortaleza.

Actuar con esa violencia, destruyendo lo que se ha construido, es la manera de decirle a todos esos “opresores, machistas, fascistas” que como hicieron o hacen las cosas, es correcto y que ellas están allí para legitimar la agresión, porque consideran que ese es el camino y que, como ellos lko recorrieron, ellas también tienen qué hacerlo.

Y es que Popayán, dañaron gran parte de las fachadas del centro histórico; en Bogotá, la emprendieron contra la estatua de Luis Carlos Galán; en Cali, contra la fachada de la Gobernación del Valle que, curiosamente, es dirigida por una mujer. ¿Desde cuándo, la violencia se acaba con violencia? ¿No se ha argumentado por parte de estos grupos progresistas, que el camino de la paz es el diálogo y que la aplicación de la ley ante los delincuentes es violencia? ¿Por qué ellas sí pueden agredir, destruir, dañar y eso está permitido? ¿Por qué ellas no aplican la estrategia del diálogo para lograr sus objetivos? ¿Acaso el interés es atar de manos y pies a la autoridad para poder ellas, entrar a destruir todo a sus anchas? ¿Qué interés tienen en generar caos y destrucción?

Y sé que son demasiadas preguntas sin respuesta, pero tenemos que reconocer que la actitud de estas mujeres es la tapa de la incoherencia, en un país que se caracteriza por realizar procesos de paz con grupos armados y por poner a sus líderes hasta en el Congreso, dejando en el olvido los daños y el dolor que causaron. No puede ser posible que ellas, las del proyecto progresista, sean las que salgan a las calles a acabar con lo que tenemos. Eso no lo podemos permitir.

Las cartas deberían ser del mismo naipe para todos. El irrespeto por todo y por todos está en su máximo esplendor y ellas no quieren que se les aplique el peso de la ley, porque son una organización transgresora a la que sólo le interesa dañar sin freno. Si su verdadero objetivo fuera construir, habrían hecho conversatorios, marchas, jornadas de enseñanza y aprendizaje para mujeres, hombres, niños y niñas, que les permitieran dar a conocer la historia, compartir sus luchas, sus triunfos y el camino que recorren, pero, definitivamente, acabar, destruir y huir, no es lo que se espera de una mujer que está en verdad, emporada y fiel a principios.

Foto cortesía El Tiempo.com