Cali en temporada electoral
Escrito por R V AM el 19 septiembre, 2025
Por: Adriana Bermúdez Arango
Cali es una ciudad con un comportamiento particular. A medida que pasan los días, los vaticinios de muchos se van haciendo realidad poco a poco, lo que resulta triste, porque su cumplimiento pone a la ciudad en riesgo.
Me refiero a aquellos que, casi como ‘pitonisas’, predijeron que Cali, en temporada electoral, iba a recrudecer su violencia, básicamente, porque sigue siendo una ciudad de izquierda y sus acciones más visibles, para dolor de muchos, están marcadas por la violencia, sello inconfundible de quienes tienen esa tendencia política.
Por esto fue que, durante el mal llamado ‘estallido social’ de 2021, Cali fue la ciudad más afectada, porque el objetivo de los manifestantes de esta ciudad no era dar a conocer sus inconformidades después de un año de pandemia y la amenaza de una reforma tributaria, buscando cómo, los gobiernos regionales y/o nacional, podían resolverlas. Su objetivo era imponerse ante el Gobierno Nacional, acusándolo de todo lo que pasaba alrededor, así no fuera su culpa, como ocurría con la pandemia, sólo porque su posición política era contraria.
Sin embargo, fue curioso ver cómo este fenómeno se dio en una ciudad donde el alcalde de aquel momento, de corriente política de izquierda, misteriosamente desapareció durante varios días y permitió que todo lo indebido a nivel de seguridad ocurriera en la ciudad, perjudicando a quienes buscaban cómo sobrevivir ante la difícil situación, ocasionada por un año de pandemia y sitiados por delincuentes que nos decían cómo debía moverse la ciudad. Tengamos presente que la omisión también es una acción, que apoya y promueve un comportamiento de cualquier índole.
Hoy, cuando la campaña electoral a la Presidencia comienza a coger fuerza, Cali vuelve a ponerse ‘en el ojo del huracán’, porque la delincuencia quiere imponerse desde todos los frentes. Así lo hemos visto en repetidas ocasiones este año, cuando los grupos al margen de la ley, han logrado perpetrar golpes a nuestra seguridad con bombas y atacando a nuestra Fuerza Pública y a los caleños que, se supone, deberían ser sus principales protegidos. Es claro que no lo son porque los delincuentes, sin importar su ideología, sólo velan por sus intereses.
A Cali le ha costado mucho retomar el orden, un poco perdido desde 2021. No podemos desconocer que, en algunas ocasiones, el comportamiento de quienes ejercen autoridad y hacen cumplir la ley tampoco es el idóneo, lo que dificulta mucho más las cosas. Sin embargo, acostumbrarnos a vivir en medio del caos y la anarquía, tampoco es lo que debe suceder. Por eso es que los actos delincuenciales y terroristas que se presentan alrededor de la ciudad, deben ser condenados con vehemencia.
No podemos permitir que nadie, independiente de cuál sea su sentir, afecte la seguridad y tranquilidad de toda una ciudad. Hago esta reflexión porque acabamos de ver (18.09.2025) cómo, personas que se identifican como estudiantes de Univalle y quienes se manifestaban porque están en desacuerdo con algunas política del Estado, quemaron dos tractomulas con elementos que, al parecer, se lanzaron desde adentro de la universidad y, además, se robaron una moto de un agente de Movilidad, evidenciando que el respeto por la institucionalidad, por la autoridad, está perdido.
El papel para la autoridad es cada día más complejo. Los caleños queremos, pedimos, orden y seguridad, poder desplazarnos por la ciudad con plena tranquilidad; sin embargo, otra parte de los ciudadanos piden tolerancia ante las agresiones, permisividad ante quienes rompen la ley, lo que es inconcebible. La protesta es legal, pero debe darse de manera pacífica, no infringiendo normas y agrediendo a quienes no hacen parte de ella.
Es claro que, ante tanta dualidad, los únicos perjudicados vamos a ser los mismos ciudadanos y la propia ciudad. El caos al que nos quieren llevar no es sano. Y recordemos: estamos en temporada electoral. Es el momento preciso para que, quienes con sus acciones nos quieren sumir en el caos, el desorden y la arbitrariedad, sean los que aparezcan después como salvadores, al ofrecernos una solución que sólo ellos saben cómo encontrar.
Foto cortesía: Ciudad Región.