Este espectáculo, dirigido por Tino Fernández y con la dramaturgia de Juliana Reyes y que se presenta en Casa E, con funciones de jueves a sábado hasta el 31 de agosto, explora la faceta más arrabalera del tango y lo hace con la participación de tres parejas en escena.
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El tango les ha enseñado a Tino Fernández y a Juliana Reyes a ver el mundo desde el piso. De ahí que sigan profundizando en el género de arrabal para estructurar las creaciones de la compañía L’Explose, que se ha especializado en la danza contemporánea, sin dejar a un lado la intención de explorar a partir del cuerpo humano.
El primer acercamiento profesional y colectivo que tuvieron con el tango se condensó en un espectáculo llamado Sé que volverás, con el que empezaron a establecer un romance especial con el género que llevó a Tino Fernández y a Juliana Reyes a pensar en la danza casi como una historia literaria.
Con el sendero abonado por Sé que volverás, el director y la dramaturga pensaron en grande y surgió Tu nombre me sabe a tango, con el que recorrieron hace un poco más de un año una porción generosa de Europa y traspasaron la frontera de la danza para incorporar música en vivo, de la mano del bandoneonista Giovanni Parra y con la voz reinante de la cantante Victoria Sur.
Sé que volverás y Tu nombre me sabe a tango fueron puntos equidistantes para la edificación de A flor de hiel, la tercera propuesta de la compañía L’Explose destinada a exponer y divulgar el género de arrabal dentro del gusto del público colombiano.
Dos cosas tenían claras Juliana Reyes y Tino Fernández al momento de concebir A flor de hiel. La primera era la convicción de que la historia tenía que ser contada por tres parejas de bailarines. Dos personas sobre el escenario sería un resultado escaso para lo que querían manifestar con su propuesta, pero un colectivo de más de seis en escena podría ser un distractor para el público.
El segundo planteamiento que no ameritaba la más mínima discusión entre el director y la dramaturga era el deseo de quitarle tanta arandela al tango. El deseo de Fernández y Reyes era regresarle al género su condición de barrio. La esencia se había diluido un poco en medio de la seda, y lo que querían llevar a cabo era desnudarlo de nuevo para exponerlo en su justa dimensión.
“En A flor de hiel nunca quisimos hacer una secuencia cómoda de canciones famosas del tango desde su nacimiento. Más bien pretendíamos relatar una historia en la que aparece la música en medio de situaciones que viven los bailarines o actores en el escenario. Aquí mostramos a través de la danza las relaciones codependientes y por medio de sus cuerpos exhibimos las batallas de los seres humanos para seguir amándose ahora o dejarse para siempre”, cuenta con convicción extrema la dramaturga Juliana Reyes.
En este montaje de la compañía L’Explose la danza del tango no siempre se realiza entre una falda y un pantalón, una característica del ritmo definido por Enrique Santos Discépolo (1901-1951) como “ese sentimiento triste que se baila”. La pugna, el pulso, entre lo femenino y lo masculino no solo se lleva a cabo en medio de la seducción. Por eso, las actitudes combativas de los hombres tienen una respuesta contundente por parte de las mujeres.
En una de las escenas de A flor de hiel, los hombres se despojan de sus pantalones en símbolo de conquista, mientras que las mujeres se toman la libertad de esperarlos en el lado opuesto de la tarima en ropa interior, exhibiendo al máximo su derecho a la libertad. Todo se vale en esta contienda abierta, pero aquí no hay vencedores ni vencidos.
“Desde que realizamos el primer espectáculo sobre el género empezamos a entender que el tango tiene un sello, algo esencial, como una impronta no solo desde el movimiento sino desde la música, desde su instrumentación. Por eso quisimos plantear esta lucha entre dos, traducirla a lo que puede pasar entre tres parejas sobre el escenario. Se trata de una experiencia en la que los sentimientos están a flor de piel. Uno de los grandes logros aquí es la posibilidad de una profundidad dramática importante”, dice el director Tino Fernández.
En A flor de hiel las mujeres caminan por las paredes, mientras van sostenidas por los hombres. ¿Cuál es más poderoso?, ¿cuál tiene más fuerza? Tal vez la respuesta que intenta dar el montaje es que, tanto en el baile como en muchos otros ámbitos, los cuerpos se complementan y están ahí exhibidos para brillar de manera conjunta.
Juliana Reyes y Tino Fernández quieren seguir explorando la danza como forma comunicativa, pero por ahora se quedan con el tango A flor de hiel
Fuente: El Espectador .