Hay temor de que EE.UU. acapare la producción mundial de la vacuna contra la COVID-19
Written by R V AP on 2 julio, 2020
La compra de la producción mundial del remdesivir por parte del gobierno estadounidense ha generado pánico en la comunidad internacional.
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La industria farmacéutica sigue en su lucha sin tregua contra el coronavirus SARS-CoV-2 y ha dado un paso trascendental en medio de una pandemia que ya deja en el continente americano una huella de 5.136.705 casos y 247.129 decesos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El anuncio hecho por Pfizer y BioNTech, según el cual se lograron resultados positivos en sus ensayos iniciales en humanos con la vacuna para el patógeno causante de la enfermedad de la COVID-19, brinda algo de esperanza, sobre todo en una América que sigue recibiendo gravísimos impactos en su economía, fruto de las necesarias cuarentenas dictaminadas como medidas de protección.
América, y más urgentemente América Latina, necesita buenos anuncios en el medio de esta «guerra», ya que el «muro económico» de países como Colombia, Perú o Brasil se está cayendo a pedazos por todos lados: los empleos están siendo arrasados por millones, mes a mes, y la infraestructura industrial está colapsando.
Pfizer y Biontech a la vanguardia por la vacuna
El estudio llevado a cabo por Pfizer y BioNTech incluyó a 45 adultos de entre 18 y 55 años y en él se probaron distintas dosis de la vacuna que, según las empresas, produjeron anticuerpos superiores a los de pacientes que se han recuperado de la COVID-19.
Kathrin Jansen, jefa de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer, aseguró en un comunicado que los datos clínicos son positivos y que los trabajos se están llevando a cabo con la máxima urgencia.
Ambas compañías prevén usar la información recabada para llevar a cabo una prueba mucho más amplia, con hasta 30.000 participantes, y que esperan comenzar a finales de julio. Si estas pruebas resultan exitosas, Pfizer y BioNTech tienen intención de fabricar hasta 100 millones de dosis en lo que queda de año y potencialmente más de 1.200 millones durante 2021.
El ‘egoísmo’ de Trump
Ahora bien, esta noticia que debería significar una buena nueva para todo el mundo, ha derivado en un mar de dudas, especialmente, aquellas que colocan al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y sus posibles intenciones nacionalistas cuando la vacuna esté lista.
Las sospechas de un plan ‘egoísta’ de Estados Unidos hacia el resto del mundo nacieron luego de que el Departamento de Salud de ese país anunciará la compra de casi todas las existencias del medicamento remdesivir, uno de los fármacos que han mostrado su efectividad frente a la COVID-19.
“El presidente Donald Trump ha logrado un increíble acuerdo para asegurar que los estadounidenses tengan acceso a la primera terapia autorizada para la COVID-19. Hasta donde sea posible, queremos garantizar que cualquier paciente estadounidenses que lo necesite lo pueda obtener«, dijo en un comunicado el secretario de Salud, Alex Azar.
Según explicó esta cartera del gobierno norteamericano, Estados Unidos se ha asegurado la compra de más de 500 mil tratamientos de remdesivir de la farmacéutica estadounidense Gilead Sciences para los hospitales estadounidenses hasta septiembre.
Esa cifra, traducida en porcentajes, significa que EE.UU. se habría hecho con el 100 % de la producción mundial de este fármaco para el mes de julio, con el 90 % de agosto y con el 90 % de septiembre.
«Las empresas comerciales están hechas para comportarse así y necesitamos un marco mucho más fuerte si vamos a desarrollar estos productos y los vamos a usar para emergencias nacionales”, dijo, por su parte, el profesor Peter Horby, científico de la Universidad de Oxford, en entrevista con la BBC.
Por esto, al ser Pfizer y Biontech empresas privadas (la primera de origen estadounidense), es que se teme que en caso de ser estas farmacéuticas las primeras en hallar la vacuna contra la COVID-19 puedan vender su descubrimiento al “mejor postor”, olvidando a naciones menos adineradas que también sufren con las inclemencias que deja la pandemia en sus respectivos territorios.
Fuente – EFE