Cali, una ciudad desarticulada

Escrito por el 21 abril, 2023

Por: Adriana Bermúdez Arango

La inseguridad está desatada. Los robos de todo tipo tienen a la ciudad sumida en una incertidumbre que parece no tener fin. La policía no cuenta con un pie de fuerza que le permita proteger a todos los caleños en todo el territorio, los caleños no cuentan con los recursos para contratar vigilancia privada y, lo más grave de todo, la Alcaldía a través de sus diferentes Secretarías, es incapaz de articularse para ofrecer a los caleños tranquilidad, seguridad y una mejor calidad de vida.

Emcali y los funcionaros de esta entidad, encargados de las reparaciones, no dan abasto. Cuadras enteras en el norte de la ciudad están sin líneas telefónicas por culpa del hurto del que son víctimas por parte de los habitantes de calle, quienes, ante tanto descuido y aprovechando la soledad y la poca iluminación que les ofrece la noche, aprendieron cómo robarlas una y otra vez, con el único objetivo de vender o intercambiar el cobre en el mercado negro para adquirir alguna sustancia psicoactiva. El resultado: adultos mayores sin línea telefónica, incomunicados porque no aprendieron a manejar un celular y un rubro que, desde las Empresas Municipales, debe destinarse una y otra vez para solucionar el mismo problema, problema que al parecer, no le genera incomodidad a nadie en la ciudad.

Los habitantes de calle son un completo dolor de cabeza para los caleños. Verlos dormir en el frío del cemento hace que, más de un ciudadano, se conduela de su situación y decida compartirles una moneda o un plato de comida, ocasionando que se sientan en un territorio confortable y del que no quieren salir. Infortunadamente, junto a su presencia viene el aumento de robos a personas, a propiedades e incluso, de líneas telefónicas. Deterioran el sector al dejar expuestas las basuras porque las abren, sea para buscar en ellas algo de su interés o para llevarse la bolsa, lo que impide que el camión recolector pueda llevárselas de manera eficiente, dejando el sector en mal estado y hasta ocasionando un problema de salud pública por la proliferación de insectos y roedores. Desafortunadamente, si usted recurre a la Secretaría de Bienestar Social para informarle que tiene presencia de habitantes de calle en su sector, de allí lo remiten a la Secretaría de Salud porque, según ellos, el habitante de calle es un consumidor de algún estupefaciente y eso, lo hace un problema de Salud Pública, no de Bienestar.

Como ciudadana solo me queda una pregunta (que termina convirtiéndose en muchas): ¿Por qué desde la Secretaría de Seguridad y Justicia o desde la Secretaría de Gobierno, no se encargan de articular a las Secretarías de Bienestar y Salud Pública para que, en conjunto, trabajen en la solución de los problemas que aquejan a los habitantes de calle? ¿Será que en Cali no tenemos suficientes calles por tapar, basuras por recoger y zonas para limpiar, que permitan darle una ocupación a estas personas, mientras se encuentran en proceso de reinserción? ¿Será que el alcalde Ospina, tan amigo de la SAE, no es capaz de gestionar casas o lugares que pueda poner al servicio de esta causa? ¿Será que es imposible, del presupuesto de la administración municipal, sacar un rubro para la administración, sostenimiento y acompañamiento de este programa? Creo que lo que se ahorraría Emcali por el reemplazo de líneas telefónicas, podría ser la primera inversión para esta causa.

Es que, parece que es más importante para los secretarios de esta administración decir “Yo hice…”, así se sienta corta la gestión, que decir “Hicimos…” mientras engrandecen la labor, la ciudad y se fortalece el tejido social, que debe ser, al final, su principal objetivo. Incluso, pensaría que desde la Secretaría de Seguridad y Justicia, se debe solicitar la construcción de una cárcel que permita tener a todas las personas capturadas de forma digna y segura, para que cumplan su condena sin estar expuestas a riesgos que, en caso de presentarse, van a terminar en una demanda para el Estado. A los delincuentes se les debe aplicar todo el peso de la ley, pero tenerlos hacinados y expuestos en una cárcel o en una estación de policía, está comprobado que, en la mayoría de los casos, solo les brinda herramientas para continuar su profesionalización hacia el delito.

Si Cali quiere recuperarse, recuperar su tejido social y reconstruirse para volver a ser esa Cali cívica que tanto anhelamos, debe comenzar por ser capaz de articularse para dejar de trabajar en acciones individualistas y de corto plazo. No podemos seguir dándole una sopita, un corte, un baño, una muda de ropa y un “Hasta la próxima”, a una persona que necesita un lugar donde vivir, un proceso de desintoxicación, de rehabilitación y de reincorporación a una sociedad que, con toda seguridad, ha dejado de verlo como un ser humano, como la persona en construcción que es.

Necesitamos que, desde la Alcaldía, se generen estos procesos mancomunados que nos permitirán construir y fortalecer la sociedad que queremos. No nos es útil una Alcaldía que carece de liderazgo para el verdadero fortalecimiento del tejido social, ni unos secretarios que se preocupan más por su propio brillo, que por la ciudad. Necesitamos reconstruir a Cali y, espero, que la próxima alcaldesa no quede en mora.


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