Luz al final del túnel

Written by on 28 abril, 2023

Por: Adriana Bermúdez Arango

Sólo quedan algo más de 8 meses para que Jorge Iván Ospina entregue su mandato. Sus promesas de obras futuras son su principal legado. Dineros que pudieron haberse empleado para mejorar la Cali de hoy en temas como vías, seguridad, intervención social, fueron destinados al MIO, que parece carecer de futuro, y a obras como el Parque Tecnológico y de Innovación San Fernando y al Parque Integral Cristo Rey, que aún no cuenta con la aprobación de la comunidad, debido a la intervención urbanística que requiere y en la que se afectarían especies tanto de animales como arbóreas.

Jorge Iván Ospina se ha caracterizado en este segundo mandato, por ser un alcalde de confrontación, que siempre minimiza las opiniones contrarias y hasta las bloquea en redes sociales, porque está acostumbrado a tener comité de aplausos. Eso ocurre cuando su egocentrismo le lleva a conformar equipos de trabajo donde les paga a las personas para que digan y hagan lo que quiere, no cuando las contrata o tiene cerca por su experiencia o conocimiento, que serían los verdaderos aliados estratégicos para el logro de objetivos comunes. Su talante siempre beligerante frente al contrario, que en algún momento hemos sido todos, por fin le está pasando cuenta de cobro al alcalde: 83 % de desaprobación a su gestión, en la encuesta de Invamer. Y dicha desaprobación no es cuestión de oposición, es el resultado de las promesas incumplidas que todos los caleños le hemos visto hacer, sumado al modo infantil en que ignora nuestros reclamos.

No podemos negar que, si algún día se cumple el plan de trabajo de esta segunda alcaldía, Cali tendrá grandes obras que le ayudarán a su desarrollo. El problema con las propuestas de Jorge Iván, como lo fueron las famosas y nunca bien recordadas 21 Megaobras, es que vive pintando pajaritos en el aire que jamás logra encauzar. La muestra mayor es el MIO, sistema de transporte que fue creado para cubrir a toda la ciudad y suplir las necesidades de transporte de toda la comunidad, porque, hasta donde recuerdo en su primera administración, el burgomaestre decía que el sistema iba a ser tan eficiente, que el carro particular se iba a convertir en algo innecesario. Infortunadamente, un sistema que todavía tenía mucho por mejorar, como todo lo que está en construcción, en una ciudad que fue golpeada por una pandemia, fue utilizado por delincuentes para demostrar su poderío… Y el alcalde Ospina lo permitió, ocasionando lo que tenemos hoy: un transporte que no suple las necesidades de los caleños. La ventaja es que el alcalde ya tiene la solución: Cambiar el modelo actual del MIO por uno que sea sostenible para los operadores y la propia Administración Distrital, así lo propuso el pasado diciembre, lo que me lleva a pensar ¿por qué no propuso un modelo sostenible desde el principio? Seguro por lo que siempre digo: una cosa es el sueño y otra, la realidad.

Lo mismo le ocurrió con la planta reciclaje, de la que solo quedó el recuerdo. Desde 2009 y con más de $ 1100 millones invertidos, la obra permanece inservible en la entrada de la Planta de Tratamiento de Agua Potable de Puerto Mallarino. Esta planta buscaba ser la alternativa laboral para los 677 recicladores que estaban en el aire por el cierre del basuro de Navarro, pero, ¿una planta para reciclar y hacer separación de residuos dentro de una planta de agua potable, junto a un reservorio? ¡Sí señores! Eso le pidió el alcalde Ospina construir, a la sociedad de Mejoras Públicas. Hasta hoy, seguimos esperando a la Oficina de Responsabilidad Fiscal de la Contraloría de Cali, quien debe establecer de quién es la responsabilidad de este detrimento patrimonial para la ciudad, porque el dinero invertido en este elefante blanco, no podrá ser recuperado.

Los caleños desaprueban la gestión de Ospina porque, así lo niegue, no es buena, eso se evidencia en sus resultados. La inseguridad, la proliferación de habitantes de calle y consumo de estupefacientes, el estado deplorable de las calles que más parecen cráteres lunares, los negocios con permisos de funcionamiento que no se acogen a la verdad y un grupo de funcionarios que solo lo siguen por calentar puesto y conservar su sueldo, son el resultado de una gestión que lo único que no ha hecho es gestionar el presente, por estar enfocado en futuros a los que no sabe cómo vamos a llegar. Porque, si bien es cierto que planear y prospectar es importante y necesario, más lo es construir el hoy con bases sólidas para tener un futuro. La siembra de hoy es cosecha de mañana, eso no es secreto para ninguno.

Confiemos en que esta luz al final del túnel es el comienzo del fin definitivo de la era Ospina y que serán sus electores quienes le cobrarán su ineficacia en las elecciones de octubre, a él y a sus alfiles.


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