Medida a medias

Escrito por el 10 noviembre, 2023

Por: Adriana Bermúdez Arango

El pasado martes 8 de noviembre, tuvimos en Cali de 7 a. m. a 5 p. m., la medida del día sin carro, jornada creada como la oportunidad perfecta para aportar al medio ambiente y a la movilidad.

Sin embargo, en esta ocasión y debido al horario aplicado, pudo no ser tan impactante como se esperaba. Eso pudimos verlo en las oficinas, a donde las personas llegaron en sus carros antes de las 7 de la mañana y, como era de esperarse, a las 5:01 de la tarde dejaron su trabajo para regresar a sus casas, nuevamente en sus vehículos.

Esto se presentó porque, como todos sabemos, Cali, desde el mal llamado “Estallido social”, carece de una flota significativa de buses del MIO, lo que impide que los ciudadanos encuentren en éste, una opción efectiva para resolver su necesidad de transporte, menos para aquellos que lo utilizan de manera esporádica y solo ven en su funcionamiento fallas como la poca frecuencia, además de la inseguridad y las demoras para recargar la tarjeta, lo que extiende aún más el tiempo de su traslado.

Esta medida del día sin carro fue creada con el objetivo de lograr que la mayoría de las personas eviten por un día el uso del carro particular, lo que ayuda a limpiar un poco la contaminación ambiental. Y digo “un poco” porque creo que la ausencia de vehículos particulares reduce la contaminación, pero el verdadero aporte que deberíamos hacerle al medio ambiente es garantizando que los vehículos de transporte público funcionen en óptimas condiciones, no con esas fumarolas que expiden por esas chimeneas llamadas exostos, que se dedican a contaminar indiscriminadamente más que cien carros particulares.

No tiene sentido que le impidamos el tránsito a quienes mantienen sus vehículos en regla, mientras damos vía libre a aquellos que son verdadero foco de contaminación. Si de verdad queremos lograr un cambio en el aire de nuestra ciudad y que medidas como esta sean efectivas, debemos empezar por poner en regla a todo el transporte público, garantizando que sus vehículos se encuentren en condiciones idóneas para prestar su servicio, sin contaminar.

El personal de la Secretaría de Tránsito, los llamados agentes de Tránsito, deberían estar en capacidad de multar a quienes, claramente, sean infractores, porque esas humaredas que salen de los exostos no pueden ocultarse, por ello, nadie puede decir que no las vio, por lo que su contaminación debería ser sancionable de manera inmediata. Su presencia indica que el vehículo se encuentra en mal estado y que no ha recibido la atención necesaria, por lo que su funcionamiento es defectuoso.

La idea de cuidar el medio ambiente es interesante y deberíamos aplicarla, pero de manera seria y acertada, porque estamos pidiendo a quienes cumplen con las normas, que dejen los beneficios que han ganado, mientras otorgamos a quienes incumplen concesiones inmerecidas, eso disminuye la credibilidad del ciudadano en quienes imparten la ley.


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