Para garantizar la vida y la integridad

Escrito por el 21 julio, 2023

Por: Adriana Bermúdez Arango

En días pasados, estuvo el general William Salamanca, director de la Policía Nacional, visitando Cali. Acompañaba en la graduación, a los jóvenes que hacen parte del programa Tratamiento Integral de Pandillas. La gestión de Salamanca como director, está principalmente enfocada en fortalecer a la comunidad, en darle herramientas para que sea ella, a través de cada uno de sus ciudadanos, la que se encargue de proteger a la ciudad y a sus habitantes. Esto no significa que ninguno de nosotros tenga que ser el héroe al capturar o dar de baja a un delincuente, significa que su interés es dotarnos de conocimiento para que sepamos cómo actuar articuladamente con la Policía y prevenir acciones delictivas, lo que nos permitirá mantener seguro nuestro territorio.

Sin embargo, el plan del general Salamanca tiene una particular barrera en Cali: de las 2031 cámaras de seguridad existentes en la ciudad, unas 1200 no están en servicio. Esto es un obstáculo gigante en la lucha contra la delincuencia, básicamente porque son estas cámaras las que permiten detectar en flagrancia al malhechor y dejar registro de las acciones delincuenciales, sobre todo, si tenemos en cuenta la baja presencia policial que padecemos desde 2019, que se agudizó en 2021, debido a que nuestros jóvenes no quieren pertenecer a la fuerza y quienes alcanzan a llegar, desertan con mayor frecuencia.

Imaginémonos esas 1200 cámaras ubicadas y en funcionamiento en los sectores más críticos de la ciudad, permitiendo a las autoridades visualizar los hechos y tener registro de éstos. Por ejemplo, en sectores como ‘La Isla’, caracterizada por sus chatarrerías donde se comercializa todo lo metálico robado en el norte de Cali; o en todos los accesos del llamado Puente del América o ‘Villa Diablo’, ubicado en la Autopista Suroriental entre calles 23 y 25, puente que se volvió emblemático para la hinchada del equipo rojo durante el paro de 2021, pero que hoy se ha convertido en un lugar tan propicio para la venta de alucinógenos, el robo y hasta el homicidio que, en días pasados, un adulto mayor fue asesinado a golpes en esa zona por robarle su bicicleta.

O lo útiles que pueden ser en las zonas donde se están robando el cableado telefónico de la ciudad, que ha traído pérdidas monumentales para Emcali no solo por la necesidad de su remplazo, también porque muchos usuarios, cansados de los continuos robos que acarrean ausencia de servicio por semanas o meses, han decidido cancelarlo. Incluso, en las zonas donde se están haciendo las reparaciones en las vías de las comunas 2, 3, 4, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 18 y 19, solo para darnos el gusto de ver trabajar a nuestros impuestos.

Es claro que desconocemos las razones que pudieron darle al general desde la administración de la ciudad, sobre por qué las cámaras, en su mayoría fuera de servicio desde el “estallido social”, como le encanta a algunos llamar a la toma guerrillera que padecimos en 2021, continúan sin servicio. Lo que sí debemos tener claro es que necesitamos que funcionen nuevamente, que cumplan el objetivo que tenían: servir a la seguridad de los caleños para garantizar su vida y su integridad.


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